No busco nada. No busques nada. Todo es producto de nuestra imaginación.

viernes, 29 de octubre de 2010

Día de los muertos

Sorpresas te da la vida. Haciendo el resumen de prensa de esta mañana he comprobado como la mitad de los suplementos de ocio de los principales periódicos nacionales estaba dedicado a Halloween.
No entiendo nada. Los norteamericanos no sólo nos invaden con su cine, sus hamburguesas y sus (buenísimas) series. Ahora también pretenden que vivamos estas fiestas disfrazados con caras de muerto y pongamos calabazas en la puerta de casa.
Pues no. Me resisto a vivirlo así. Mis recuerdos de estos días me llevan a mi pueblo, a las mujeres fregando tumbas y adornándolas con flores, a los regueros de gente camino del cementerio para visitar a "sus muertos", las idas por la noche con amigas y el aire frío del esperado otoño. Eso es para mí el Día de los Muertos y no un montón de fiestas sin arraigo ni costumbre en las que ni tan siquiera se puede beber un poco de "true blood".

sábado, 23 de octubre de 2010

Trotaviajes

Viajeros, turistas y laccaos

Publicado por El Mundo-El Día de Baleares (22-10-2010)

POR MARCOS TORÍO

En un viaje por la península –ese término tan isleño–, uno de mis amigos pidió un laccao al camarero de una terraza. El hombre, con su delantal y la bandeja en suspenso, frunció el ceño con sorpresa y dijo no saber a qué se refería. Normal. Más que el hecho de que mi colega no fuera capaz de entender el equívoco. «Quiere un batido de chocolate», aclaró alguien del grupo. «No, no, yo quiero un laccao, nada de batidos de chocolate», insistió el que estaba haciendo más patria que Armengol entregando premios literarios. «Y tampoco vas a encontrar quelitas», añadí para provocar un colapso chovinista durante el desayuno. Ya puestos, más valía desfibrilar la situación y hacerle ver que hay vida más allá de Mallorca. Por supuesto, no quiso «un batido chungo» y regresó a sa roqueta con la convicción de que lo que había visitado era «per anar un pic i no tornar; no hem vist res que no tinguem a s’illa, on hi ha de tot».


Al margen de encuestas y otros recuentos cuestionables, la gente cada vez viaja más y, por tanto, quema rápidamente los llamados destinos exóticos, que aguantan un par de temporadas hasta convertirse en Santo Domingo, paquete estrella de parejas de caris recién bendecidas en matrimonio por la Iglesia. Allí, igual hasta no resulta tan descabellado pedir un laccao porque el absurdo es hacerte sentir como en casa. Te ponen a bailar bachata y reguetones varios en un autocar con otros caris cocidos a ron que se trenzan las melenas en un ataque de integración estética descabellada, practican aquagym, se rinden al perreo sociocultural del entretenimiento, pero les cocinan tortilla española y les pinchan Bisbal en la disco del complejo hotelero. Y olé.
El mundo necesita más viajeros y menos turistas, gente que no se tire en plancha al ver un bar de tapas patrias en el Soho londinense ni alucine con la oferta inditex en las urbes europeas. Coger aviones y dormir en hoteles cada vez que la empresa te libera no le convierte a uno en alguien viajado. Reduce la experiencia a un cambio de escenario o, en el caso de los más pudientes, un atrezzo de superproducción.

Una agencia de viajes de lujo y a medida ha abierto su primera sucursal en Palma –Jaime III, evidentemente–, como parte de un plan expansionista que el próximo año traspasará fronteras. Ofrecen, por supuesto, exclusividad, personalización y máximo nivel de excelencia. Vamos, que te diseñan al dedillo el cuento con todos los tópicos que tengas en la cabeza sobre el destino. La iniciativa empresarial me parece muy legítima y, al ritmo que crece, seguramente exitosa, pero difiero completamente del producto. Y por qué no decirlo, mi cuenta bancaria no daría ni para atravesar las oficinas que recrean su club geográfico del siglo XIX, con todas sus maderas coloniales que se suponen tendrán el poder de hacerte sentir un cliente distinguido.

El lujo no es ni mucho menos sinónimo de experiencia, no en el caso de viajar a un país con el producto interior bruto de las fortunas personales que aparecen en Forbes. No es cuestión de hacerse el explorador y arriesgarse a contraer el cólera bebiendo agua con las manos de cualquier arroyo, pero tampoco de conocer sin salir de la burbuja embotellada que ofrece la mirada del dinero y el calzado pulido. Para eso, ya está Portaventura & Cía, aunque, si los ricos no quieren recalar donde se amontona la plebe, siempre habrá quien les levante un parque temático sellado en el pasaporte y la billetera abultada.

Al final, no se trata de una cuestión de dinero sino de mentalidad. Se puede viajar más y mejor poniendo la cabeza por delante de la cuenta corriente. Internet es hoy en día el lujo, el ahorro de intermediarios y el inicio de las vivencias desde la preparación de la escapada. No me importa si en un viaje a la sabana africana una agencia me promete mostrarme las estrellas en un jeep de última generación. El cielo seguirá allí con sólo levantar la vista, mientras les ofrezco a mis amigos una bolsa de quelitas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

1 año

Cumplo años. Sí. Es el cumpleaños de mi llegada a Madrid. Hace ya un año que pisé esta ciudad para quedarme por un tiempo. No me acuerdo de los detalles de mi primer día aquí, de la ida, del tren, del metro, de la gente que me despidió... Es curioso. Sin embargo, mi memoria retiene por ahora y espero que por mucho tiempo lo aprendido aquí, que ha sido mucho. Desde esos primeros momentos duros en los que no hablaba con casi nadie hasta ahora, en los que piso urgencias de hospitales madrileños, ha llovido y, gracias al clima, nevado mucho. Pero me alegro. Por todo, por lo soñado, por lo vivido y por lo conocido.

lunes, 4 de octubre de 2010

2.0

Salen nuevas cifras del paro que me resisto a mirar. No me interesa. Soy una más en esa lista pero me resigno a creer que seguiré por más tiempo. Mientras tanto, buceo en Internet y me encuentro con esta entrevista. Me gusta su ejemplo de chico emprendedor que consigue poner en marcha Panoramio, una web basada en el concepto de red social en la que cada uno puede subir sus propias fotos y situarlas sobre el mapa. Es un modo de viajar sin moverte de la silla, de recordar lugares con el movimiento del ratón. Lo más fuerte es que se lo ha comprado el gigante Google. Todo para hacer que lo suyo sea lo mejor en esta era en que lo digital marca una parte del futuro del mercado laboral internacional.

sábado, 2 de octubre de 2010

Trotaletras

Placebos

(Publicado por El Mundo-El Día de Baleares, 1-octubre-2010)

POR MARCOS TORÍO


La racionalidad numérica está sometida al capricho, la vanidad o la mentira de quienes la traducen a palabras. Las letras no pierden oportunidad de travestir las matemáticas. La sociedad fuma menos cigarrillos ante las preguntas del médico de cabecera, mide siempre más centímetros de pies a cabeza, se abulta la entrepierna, pesa menos al bajarse de la báscula, no sube de talla sino que menguan los patrones y cumple años bisiestos al pasar de los cuarenta. La vida es una encuesta frívola rellena de botox y placebos.


Los números se administran en dosis tuneadas a gusto del consumidor, ya sea en la esfera privada o en la bola de fuego pública. Y cuando no hay verdad única, las distintas caras de un rosco porcentual ofrecen mentiras para todos. La tarta se desgaja, se lava la cara antes del maquillaje y todo se reduce a un puñado de cifras perversas para ganar una huelga, que era derrota de todos los bandos antes de celebrarse.

Donde el Govern corta un triángulo, los sindicatos anuncian haberse hecho con todo el pastel. Trabajaron mil. No curró nadie. Así todo, sin que al ciudadano le queden más certezas que su propia experiencia, los amagos de barrera cazados por el rabillo del ojo en un paseo, las pelis de Paco Martínez Soria en la 1 y la pasividad generalizada de quien no quiere el día festivo porque ya tiene demasiados números del calendario y el banco marcados en rojo.

A esta huelga de vuvuzelas le faltaban piquetes contra la ausencia de ideología y le sobraban funcionarios del megáfono. Según un recuento personalísimo, un altísimo tanto por ciento de ciudadanos está encabronado porque sus líderes políticos sólo le venden encuestas vacías cuando se enfrentan en debates de imagen, de barbas recortadas y cejas en uve. El currito vela por su pan y da gracias de no estar entre los millones de parados que lo racionan para no terminar cenando mendrugos. Por eso, hasta la coacción en esta huelga no ha sido miedo sino un espejismo de formas. Tú a tus pitos y yo a mi nómina. Nadie podrá venir a llamar al prójimo insolidario cuando está convencido de que bailar el agua a unos o a otros (¿quizás los mismos?) no le ayudará a frenar la cuesta abajo. Y a dar gracias por ser el tuerto entre cinco millones de ciegos.

El cálculo más repetido y el único cierto de esta semana resultaba de multiplicar el sueldo por catorce pagas y dividir entre 365: el coste del día, de blindar las facturas a una medida que llega tarde y mal. Ya pueden venir líderes sindicales a hablar de 68, 70 o 100 por cien, que el día acabará y el sueldo no habrá causado baja. No importan los crematorios en la basura cuando la calle arde en crisis silenciosa, cabizbaja, individualista y descreída. A nadie le sorprende que una medición para la agencia Efe cifrara en 17.228 los manifestantes de Madrid, mientras que los organizadores subieran el cálculo, así a bote pronto, hasta 500.000. A cada cual le mueven sus números, sus centímetros, sus cigarrillos.

Una vez más, lo importante no es el triunfo de los unos, los otros o los mismos, sino que nada ni nadie parará una reforma con cimientos de bazar chino para los empresarios: abierta de par en par, con la libertad de comprar y devolver trabajadores sin mayores consecuencias para el negocio privado.

Si ya es difícil movilizar a un pueblo viejo, que sólo quiere quitarse años, resulta imposible hacerlo desde la sensación de que los distintos bandos se irán de mariscada al colgar las banderas, una vez que las pegatinas hayan ardido. El problema se llama crisis: de ideología, paro, hipoteca y de verdad en los gráficos sectoriales. Bonito placebo para una sociedad con la barrera medio echada.