No busco nada. No busques nada. Todo es producto de nuestra imaginación.

lunes, 25 de julio de 2011

Reflexiones

1. No consigo recordar cuándo fue la primera vez que oí hablar de Amy Winehouse. Su muerte me cogió el sábado en casa de mi hermana y fue ella quien me dijo su nombre por primera vez. Creo que era por 2005. Ella vivía en Londres, muy cerca de la calle donde Amy murió, y a menudo me hablaba de cantantes nuevos. "No puedo dejar de escuchar una cantante nueva. Escúchala...", me dijo ella y yo le respondí: "Uy, no me gusta". Meses después pasaba unos días en mi otra casa, esa que tengo en la isla, y mi inquilino me puso de nuevo la misma música. Ummm. Entonces sí me llegó. Supongo que por su múltiples descripciones de los sonidos, del matiz de la voz y del conjunto del disco. Lo escuché una y otra vez. Back to black pasaba entonces a formar parte de mi lista de discos favoritos. Y así, meses y meses acompañada con Amy y su voz negra. Incluso llegué a verla en directo. Y perdió su magia. Estaba borrachuza y eso no disculpó el dinero que yo pagué pero me gustó verla solo por oír esta canción que tanto me alegra.



Ahora la escucho y pienso en la fugacidad de la vida, en el alto valor del ahora, la carencia del pasado y la vaguedad del futuro. Ella vivió al límite y dijo en una reciente entrevista que si muriera, lo haría feliz porque no tenía nada que pedirle al mundo. Yo, en cambio, no puedo decir lo mismo. Me paso el día ideando cosas e imaginando metas por alcanzar. A algunas llego y otras se quedan por el camino pero al menos intento luchar por ellas.

De todo lo que he leído en estos días, me quedo con esto y con esto otro. Son más de lo mismo pero con un enfoque diferente.

2. Se van las notas de unas y llegan las de otra. Últimamente no puedo dejar de escuchar a una cantante. Beyoncé desgarra su voz y mi corazón se estruja fuerte.