No busco nada. No busques nada. Todo es producto de nuestra imaginación.

miércoles, 23 de enero de 2008

Marta M. Sánchez

No podía fallar. Ya lo venía diciendo mi madre hace días: "hay luna llena. De este finde no pasa que llegue Marta". Y ha nacido!!!!!!! Hoy al mediodía he recibido un sms de Camila, su tía, diciéndome que Marta ya está aquí. Qué tía!!!! Estoy deseando verla... De mañana no te escapas gachona!!!!
P.D. Sin conocerte estoy y ya te quiero. Qué raro es todo!!!!!

martes, 22 de enero de 2008

A por Don Oscar

En estos días de letras tórridas, hay que hacer una excepción y dedicarle un post al origen de muchos momentos de fantasías eróticas. Tan caliente protagonista no es otro que Javier Bardem, español más que español y candidato por segunda vez a tener entre sus manos un Oscar. Esta vez sí lo conseguirá. Lo sé.
Él ha reconocido estar "muy contento y agradecido a todos los que durante años le han inspirado en su trabajo". Desde Las cosas de la Antonia también le doy las gracias por tantos momentos de inspiración. Éste fue uno:

lunes, 21 de enero de 2008

Beso, verdad o atrevimiento... ATREVIMIENTO (II)

El viento fresco de la mañana entraba por la ventana. Sin embargo, Marta se despertó muy caliente. Todavía recordaba lo que había sentido hacía sólo dos horas con el hombre que tenía al lado. Ahora, quería sentirlo de nuevo.
Sin pensárselo dos veces y dejándose llevar por un instinto animal, comenzó a acercarse a Javier. Cogió su polla con las manos y empezó a moverla lentamente, acariciándola... Él ya estaba despierto y se dejó hacer sin dar muestra alguna de su desvelo.
No pudo hacerse el dormido cuando Marta abrió su boca y se metió su verga hasta el fondo. No pudo contener un grito de placer cuando su semen saltó y llenó la cara de Marta. No pudo dejar de acariciarla cuando recobró el sentido. Le gustaba mucho. Ella. También el sexo.

miércoles, 16 de enero de 2008

Beso, verdad o atrevimiento... ATREVIMIENTO

El reloj marcó la una. Marta no sabía ni donde estaba. La excitación la tenía en otro mundo. La realidad se había evaporado para ella. Sólo quería dormir y pensar en cómo había llegado a estar ahí, en esa cama y con ese hombre al que desde pequeña miraba con decisión, sensualidad y sin pestañear.

Recordó los paseos por el pueblo, ese lugar al que la llevaban sin pedirle su consentimiento. Normalmente, cuando iba a casa de su tía se cruzaba con él, con Javier ahora, con el mirón entonces. Las calles desnudas de las tardes de verano invitaban a mirarse con atrevimiento, sin pensar en quien venía detrás. Sólo una vez le dijo: "y tú, ¿cómo te llamas?". Sin embargo, Marta no contestó. Su timidez le pudo en ese momento.

De ese acercamiento ya habían pasado diez años. Marta no volvió a viajar más al pueblo. Después de cumplir los 12 años, se negó en rotundo. Sus padres insistían una y otra vez en ir cada fin de semana pero ella pasaba, prefería estar con sus amigas en la ciudad y salir de marcha. No fue hasta los 22 cuando de nuevo pisó esas calles, que recordaba empedradas. El alquitrán había borrado toda piedra y toda sensación de frescor. Los veranos eran ahora más calientes en el duro asfalto.

No regresó por ningún motivo. Sólo quería ver a su familia y contentar a su padre, que ese verano cumplía 50 años y lo iba a celebrar por todo lo alto. Como cuando era pequeña, fue a casa de su tía a visitarla. El sol caía sobre las casas blancas y hacía de las calles un desierto sofocante. Miraba el suelo pero sintió como unos pasos se acercaban en dirección contraria. Levantó la mirada y era él. Ahí estaba, más alto, más moreno y, sobre todo, más guapo. Ahí estaba y, como siempre, no le retiró la mirada ni un momento. Tal y como pasó la última vez, volvió a dirigirse a ella: "Y tú, ¿cómo te llamas?". Esta vez, sí contestó: "Marta". Sin bajar su mirada, él le dijo: "Te espero esta noche. Estaré en el bar Jaichiri". Marta no se lo podía creer. Habían pasado diez años, muchos chicos y él seguía ahí, en el pueblo y mirándola.

Estaba decidida. Cuando refrescó y cenó con su familia, se dispuso a salir con sus primas. Todas le hablaron del bar Jaichiri. Era la última moda en el pueblo: salir y tomar unas copas en ese pub. Por lo visto, estaba bien y ponían buena música. Nada más entrar, Marta lo vio y se fue directa para él: "Ahora te toca a ti. Dime tu nombre". "Javier", respondió. Ese intercambio de frases fue el comienzo de dos horas dedicadas a la bebida y a las miradas. Los dos no pararon de tomar copas y tontear. Marta llevaba un escote muy grande y Javier ni le quitaba la vista de encima. Ella se daba cuenta y jugó con eso. Se movía engañosamente, sabiendo que él se moría por morder su piel.

Sumaban tres copas cuando Javier invitó a Marta a ir a otro bar. "Está al lado", aseguró. Ella se despidió de sus primas y le dijo que salieran del bar. "Por fin... Estaba ya cansada de tanta gente. Prefiero más intimidad", dijo Marta al tiempo que Javier la cogía por la cintura y la apretaba contra él. Fue entonces cuando ella pudo sentir su erección. Sin dudarlo, le besó con ímpetus y sabiendo que su lengua llegaría al cielo. Los dos avanzaron por la calle mientras no paraban de besarse. "Vamos a mi casa", dijo Javier. "Vale", contestó Marta. Se montaron en el coche. De camino a la casa, Javier introdujo sus manos entre los muslos de Marta y ella se dejo hacer. Sólo abrió las piernas. Cuando llegaron a casa de Javier, ella estaba muy excitada. Quería tenerlo dentro, sentir su verga en su coño... No tardó mucho. En medio minuto, ambos estaban desnudos. Javier recorrió con su lengua el cuerpo de Marta y se paró ahí. Después de chuparle y provocarle el primer orgasmo, introdujo su polla sin miramientos. Marta no paraba de gemir. Eso a él le gustaba. Sus múltiples embestidas lo atestiguaban. Múltiples asaltos que terminaron en un orgasmo para ambos. Sólo querían dormir. Marta miró el reloj que estaba en la mesita de noche: marcaba la una.

jueves, 10 de enero de 2008

Días, aquellos días

"Cuando me esfuerzo por evocar aquellos días, tengo dificultades para distinguir lo real de lo imaginario, y a veces no consigo establecer qué cosas ocurrieron de verdad y cuáles jamás existieron fuera de mis sueños, tal vez porque a fuerza de detenerme en ellos, he desgastado ya esos recuerdos, o quizás porque la realidad y el deseo nunca estuvieron tan cerca como entonces, mientras se confundían en una sola cosa.
Ya no tiene sentido llorar, y ya no lloro, pero me sigo estremeciendo al recuperar algunas imágenes sueltas, como viejas fotografías descoloridas, desterradas en un cajón remoto, que parecen recobrar el brillo, y el esmalte del papel intacto, apenas poso mis dedos en su filo, y mi piel muda lentamente, se estira hasta reconquistar la gratuita elasticidad cuya paulatina pero implacable deserción me está empezando ahora a preocupar, y me miro el borde de las uñas y lo encuentro más blanco, y ésa es la señal de que ha llegado el momento de empezar a pensar en otra cosa. Con el tiempo he logrado cultivar una disciplina tan rigurosa que ya consigo concentrarme en la lista de la compra con sólo proponérmelo, pero algunas veces me cuesta un trabajo infinito desprenderme de la imagen de aquella muchacha a la que el tiempo ha convertido en un personaje aún más conmovedor para mí que el jovencito que aparece a su lado en todas partes, porque yo todavía era una niña, pero nunca he vivido tan en serio, y porque nunca, tampoco, me costó menos trabajo vivir".

ALMUDENA GRANDES

martes, 8 de enero de 2008

Ilusión

"Si encontrara la lámpara perdida de Aladino o el espejo de Alicia, me vestiría de bruja con ojos de hada buena y te daría el secreto del pájaro encantado o, mejor, la promesa de un sueño de manzana. Ya sé que los fantasmas siguen dando las doce, que hay inviernos enteros de paraguas sin beso y tardes en que todo te muestra su factura: el reloj y el examen que no te has preparado, las alas que has tenido que colgar en la silla, las ventanillas grises de adioses aparcados, y ese timbre lejano del amor, que no suena, esa voz que interrumpa los folios en la mesa para decir tu nombre como una lección dulce. Y son tristes, lo sé, esos momentos hondos, interminables, en que las esperanzas son como fichas gastadas, y el futuro tan sólo un juego estropeado. Pero te quedan todos los sueños por delante, mil arcoiris que apostar a la luz y soles y más soles que aguardan el preciso colorín colorado de los cuentos".

INMACULADA MENGÍBAR

lunes, 7 de enero de 2008

Por fin

Por fin terminó la navidad. No se puede estar más contenta!!!!! Menos mal... ya estaba cansada de tantas salidas, tantas comidas y tantas situaciones extrañas que he vivido. Dios mío tendría para escribir un libro. Estas navidades he sido más bridget que nunca....

Ahora bien, termina la navidad y terminan las buenas noticias. Hoy he leído que La Oreja de Van Gohg está buscando nueva cantante. Por lo visto quieren que sea una fan suya. Qué pena dios mío!!! ¿Por qué? ¿Por qué tenemos que aguantar la vuelta de LOVG? ¿Somos tan malos los españoles? Sólo espero que a todas las fans les entre un ataque de afonía total y el día de la prueba no puedan seleccionar a ninguna. Es mi deseo de año nuevo.

Y mientras tanto, unos se van, otros que vienen... Qué raro es todo!!!!