El viento fresco de la mañana entraba por la ventana. Sin embargo, Marta se despertó muy caliente. Todavía recordaba lo que había sentido hacía sólo dos horas con el hombre que tenía al lado. Ahora, quería sentirlo de nuevo.
Sin pensárselo dos veces y dejándose llevar por un instinto animal, comenzó a acercarse a Javier. Cogió su polla con las manos y empezó a moverla lentamente, acariciándola... Él ya estaba despierto y se dejó hacer sin dar muestra alguna de su desvelo.
No pudo hacerse el dormido cuando Marta abrió su boca y se metió su verga hasta el fondo. No pudo contener un grito de placer cuando su semen saltó y llenó la cara de Marta. No pudo dejar de acariciarla cuando recobró el sentido. Le gustaba mucho. Ella. También el sexo.
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