Sirvan de ejemplos dos textos. El primero, del libro Libertad, es pura literatura y el segundo, la entradilla de una entrevista a la escritora Ana María Matute en la revista Meridiam, también.
"Existe una tristeza peligrosa en los primeros sonidos del trabajo de una persona por la mañana; es como si la quietud experimentara dolor al verse interrumpida. El primer minuto de la jornada laboral recuerda todos los demás minutos de que se compone el día, y nunca es bueno pensar en los minutos como unidades individuales. Sólo cuando otros minutos se han sumado al primer minuto desnudo y solitario el día pasa a estar más sólidamente integrado en su diurnidad". (Jonathan Franzen)
"Ana María Matute viene hacia mí despacio y vestida de blanco e imagino que es su uniforme de inventora, su bata de prácticas en el laboratorio de las letras. Ella no usa retortas, émbolos o alambiques para inventar, pero confía plenamente en el milagro del hallazgo con otros rudimentos y conoce el engranaje para poner en marcha la máquina de los sueños. Los años y el trabajo al pie del crisol de las palabras han vuelto canos sus cabellos y su mirada lacónica, pero su voz es diáfana y fresca como la de una adolescente y se asoma a los labios sin vacilación". (Montserrat Rico)
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