La realidad se empequeñece. Se muestra como una maqueta cualquiera.
Sigo la línea de las calles y llego hasta El Molinar, el paseo marítimo, la casa azul, los bloques altos, la glorieta con bancos.
Todo va tomando vida desde las alturas.
Incluso la isla, que enseña sus bordes.
Es lo que se ve desde la ventanilla de un avión.
El lugar es Palma.
Es la realidad disfrazada, construida desde la distancia.
Esta distancia marca otra realidad y el miedo aparece de nuevo.
1 comentario:
¡¡¡Buuuuhhhhhhhh al miedo!!! ¡¡¡¡¡Fueraaaaaaaaaaaaa!!!!!
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